Psicología Deportiva


Pensando y pensando en como poder potenciar al máximo el rendimiento deportivo, volvimos a las bases y nos dimos cuenta que existe una variable muy importante de la que no se está sacando todo su potencial, quizás por ser la más difícil de controlar o quizás porque, todos en el fondo, creemos tener un título para el cual no hemos estudiado.

Como todos ustedes saben, la cantidad de variables que se ponen en juego en búsqueda del máximo rendimiento deportivo han ido creciendo en forma exponencial y requieren de un tratamiento integral y minucioso.
Entendiendo al deportista y a nuestros equipos desde una visión holística, habría que considerar, para potenciar nuestras fortalezas en el ámbito del entrenamiento, las siguientes áreas:

El área Física; el área Táctica; el área Técnica; el área Biológica y el área Psicológica.



Fácil es entender que En cuanto a la biología, los avances de las ciencias nos permiten con mucha claridad entender procesos fisiológicos del entrenamiento que antes se desconocían, gracias a estos, se ha mejorado y efectivizado el entrenamiento.

Debido a los avances tecnológicos, es mucho más fácil estudiar los movimientos, las ejecuciones y desglosar biomecanicamente una acción motora, lo que nos ayuda a evaluar, corregir y economizar las técnicas deportivas.

En cuanto a las tácticas, al haber mayor información y de fácil acceso, cada deportista puede ampliar su rango de conocimientos, y así poder tomar mejores decisiones a la hora de la competencia.

Pero nos queda por ultimo un área, que no ha sido del todo explotada, o por lo menos no en el ámbito del fútbol.

Estamos hablando de la psicológica deportiva, y no sé asusten que no es cosa de locos…

Para que tengamos una idea, el trabajar en el aspecto psicológico de los deportistas, no es una innovación ni una idea vanguardista.

Existe un largo recorrido en la psicología deportiva que nace en la Unión Soviética en la década del 20´, sumándose posteriormente EEUU  y EUROPA para luego expandirse a CUBA y CANADA; En los años 50´ se forman las primeras instituciones dedicadas al deporte en Checoslovaquia, para terminar en el Primer congreso Psicología del deporte 1965.

Los diferentes estudios realizados, apuntan a la Motivación, Concentración, Control de Presiones,  Confianza y Cohesión grupal; como los pilares fundamentales de esta área.
Conociendo los vestuarios y las creencias del fútbol, sabemos que: Entrar con la pierna derecha realizando 3 saltitos, ir caminando a lujan, llamar a un exorcista, llevar la estampita o amuleto de turno y hasta decir palabras mágicas como “quiricocho” a la hora del penal o tiro libre en contra; tiene mayor aceptación que una justificación científica o estudios realizados seriamente.

Sabemos que, como decía Einstein: “Es mas fácil destruir un protón, que un prejuicio.” Pero también creemos que “Lo peor de la ignorancia es que a medida que se prolonga, adquiere confianza”.

Y estamos aquí para poner punto final a esta a estas cábalas y aceptar de una vez por todas, que no se está trabajando seriamente en el área psicológica de los futbolistas.

El imaginario social nos condiciona; pensando que los aportes psicológicos son del ámbito hospitalario e ignoran que sirve para educar, prevenir y potenciar las fortalezas y disminuir las debilidades de los grupos.

La realidad es que, HAY herramientas de trabajo a disposición y que son útiles para que, un grupo de especialistas bajo una misma camiseta, pueda ser realmente ser “el equipo de las estrellas”; hay herramientas para que a la hora de patear un penal no tiemblen las piernas; hay herramientas para mejorar decisiones tácticas, porque ya se visualizo la situación con anterioridad; hay herramientas para que un jugador vuelva rápidamente a tomar el foco de concentración, luego de algo que lo perturbo; La realidad indica que hay mucho trabajo para hacer y poco conocimiento de que se puede.

Queremos dejar en claro que, podemos continuar llamando mala suerte, al bajo desempeño del plantel; Podemos adjudicarle que se perdió un partido en el último minuto en una pelota parada, por no llevar la virgencita; o que sea cuestión de suerte el meter o errar un penal; También podemos seguir diciendo que al volver de una lesión tuvo que salir reemplazado por molestias a los 5 minutos, porque no tuvo suerte; Y hasta podemos echarle la culpa a la suerte al no haber podido salir campeones con el equipo de las estrellas.

Pero nosotros preferimos llamarle… Falta de motivación; Desconcentración; No saber controlar las presiones; Falta de confianza; Y ausencia de cohesión grupal.
Todos estos aspectos son trabajables y queda solamente en nosotros aceptarlo.

Señores, A la realidad podemos no reconocerla, o podemos ser más prácticos y asumirla como el primer paso para intentar cambiarla…he aquí las herramientas para empezar a caminar…

Principio de Especificidad


Descripción del principio de la Especificidad.

Para adentrarnos en el “Principio de la Especificidad”, comenzaremos describiendo brevemente que es un principio de entrenamiento.

Según J. Weineck:

“En el proceso del entrenamiento actúa un gran abanico de regularidades de todo tipo, como por ejemplo biológicas, pedagógicas o psicológicas. El conocimiento detallado de estas regularidades es fundamental para que la configuración del entrenamiento sea eficaz. Los principios del entrenamiento deportivo sirven para optimizar la capacidad de acción de deportistas y entrenadores. No obstante, y dadas sus múltiples interrelaciones, no conviene estudiarlos de forma aislada sino en su complejidad, y su aprendizaje y aplicación deben tener lugar dentro de un contexto global.
Los principios se refieren a todos los ámbitos y tareas del entrenamiento; determinan el contenido, los métodos y la organización. Son sugerencias vinculantes para la acción del deportista y del entrenador, y que tienen que ver con la aplicación compleja y consciente de las regularidades en el proceso de entrenamiento.

En la literatura especializada de la metodología del entrenamiento se mencionan, dependiendo del autor, diferentes principios del entrenamiento deportivo y se articulan en diferentes propuestas de sistematización.

Aun habremos de esperar para tener una clarificación definitiva desde la ciencia del entrenamiento, pues el examen y la validación empírica de los diferentes principios solo se han producido hasta la fecha en forma parcial.”

Según el manual para el entrenador de SICCED:

“Las sesiones de entrenamiento deben desarrollarse respetando principios del entrenamiento inmutables en cualquier diseño y programación de plan de trabajo. Los principios de entrenamiento surgen ante la imperante necesidad de respetar las cuestiones fisiológicas y establecer un sistema integral de entrenamiento. Los principios se refieren a factores relacionados entre sí para aplicar cargas de entrenamiento y dosificar el volumen, intensidad etcétera, de la sesión de entrenamiento”
Muchos autores han escrito y explicado que son los principios del entrenamiento deportivo; Todos concuerdan en que son normas, reglas y como su nombre lo dice, principios o guías, las cuales se deben seguir para realizar un entrenamiento optimo. Estas normas están,  o intentan estar, fundamentadas científicamente y empíricamente.

Como Weineck explica en su definición, estos principios se los debe estudiar en su conjunto, y tratar de ver las correlaciones entre los mismos.

Distintos autores forman diferentes grupos de principios, y los nombran de distintas maneras, pero al estudiarlos, caemos en que todos apuntan a lo mismo y se basan en las mismas raíces para su fundamentación. Así por ejemplo podemos ver las grandes divisiones que realizan algunos autores como:







El siguiente esquema se ven las grandes divisiones, de las cuales se desprenden los principios fundamentales:


Como vemos hay diversidad en los principales principios elegidos por los autores, muchos de ellos hablan del principio de la especificidad que es el que desarrollaremos a continuación.

Principio de la Especificidad.

Según Tudor O. Bompa:

“El principio de especificidad surgió de la idea de que el programa óptimo de entrenamiento de la fuerza debía ser específico. Mathews y Fox (1976) convirtieron esta teoría en un principio del entrenamiento según el cual los ejercicios o tipo de entrenamiento específicos para las técnicas de un deporte se traducen en una adaptación más rápida y una mejora del entrenamiento con mayor rapidez.”

“Para que sea eficaz y logre una mayor adaptación el entrenamiento debe diseñarse de modo que desarrolle fuerza específica para el deporte. Todo programa de entrenamiento de la fuerza y todo método de entrenamiento seleccionado deben tener en cuenta el sistema de energía dominante en el deporte y los motores primarios implicados. La especificidad del entrenamiento también es el mecanismo más importante para la adaptación neuronal a cada deporte específico.
Hay que sopesar cuidadosamente cual es el sistema de energía dominante en todo deporte. Por ejemplo, el entrenamiento de resistencia muscular es más apropiado para los deportes de resistencia como el remo, la natación de fondo, el piragüismo o el patinaje de velocidad.  También hay que plantearse cuáles son los grupos de músculos específicos implicados (motores primarios) y los patrones de movimiento característicos del deporte. También deben mejorar la potencia de los motores primarios. Normalmente, las mejoras en la potencia se transfieren a la técnica.”

Según Zatsiorsky:

“La especificidad del entrenamiento se podría describir, como un tema de transferencia del entrenamiento. Imagine, por ejemplo, a un grupo de jóvenes deportistas que han entrenado durante un determinado periodo de tiempo con un ejercicio (sentadillas con barra). Al final, su rendimiento se incrementó. Supongamos que la ganancia de todos los deportistas fue de 20 kg. ¿Qué sucederá con el rendimiento de estos deportistas en otros ejercicios, como el squat jump, sprint o nado estilo libre? Podríamos predecir que el rendimiento en estos ejercicios se podría incrementar en diferentes porcentajes. El incremento podría ser importante en squat jump, relativamente pequeño en sprint y prácticamente nulo en nado estilo libre. En otras palabras, la transferencia de los resultados de entrenamiento de la sentadilla hacia otros ejercicios es variable. En unos se observará una mayor transferencia (y por tanto menor especificidad) y en otros una menor transferencia (y por tanto mayor especificidad).”

 Según Jorge de Hegedus:

“En general los principios del entrenamiento son comunes básicamente a todas las especialidades, lo que varia es su estructura en relación a la temporada.
El enfoque del entrenamiento se va modificando a medida que nos aproximamos al periodo competitivo, en el cual se exalta en mayor medida la especificidad del trabajo.
Obviamente la especificidad se incrementa dentro del propio periodo competitivo, en donde la dinámica del entrenamiento toma en cuenta la frecuencia de los encuentros o partidos.”

Según la Cátedra de Entrenamiento de Futbol de APEFFA. (Prof. Carlos Juárez):

“La especificidad se basa en el desarrollo óptimo de los grupos musculares específicos para el futbol teniendo en cuenta los tipos de movimientos del deporte.”

Podemos encontrar muchas otras definiciones de este principio, tan importante en el entrenamiento deportivo, en búsqueda del alto rendimiento o excelencia deportiva. Siempre apuntan a poder planificar el entrenamiento tomando como base los gestos, técnicas, sistemas energéticos, tiempos de trabajo, pausas, cargas, etc., de cada deporte en particular. Como ya se menciono anteriormente, es conveniente estudiar los principios en conjunto, la especificación va de la mano con las etapas o cronogramas de entrenamiento, como así también de la edad o desarrollo del deportista. Tiene intima relación con las características de las cargas (Intensidad, Volumen, Tiempo, Pausas, etc.). Weineck resalta que en muchas modalidades resulta imposible conseguir rendimientos máximos individuales sin una especialización selectiva y planteada en el momento oportuno. Los principios de la carga selectiva y adecuada a la edad intentan reflejar estas exigencias de la práctica deportiva.
Cuando se habla del principio de especificidad todos los autores lo relacionan con etapas en el periodo de entrenamiento. Por ejemplo Ariel González escribe:

“A lo largo de todo el proceso de entrenamiento, el deportista desarrolla capacidades y destrezas generales y especiales que constituyen la base del rendimiento deportivo. La preparación general y especial se encuentra representada en todos los deportes en diferentes proporciones según las características particulares de los mismos. Por otra parte, la relación entre preparación general y especial va variando dentro de la periodicidad y estadios del entrenamiento en el sentido de una creciente especialización.

La preparación general precede temporalmente a la preparación especial, debido a la mayor intensidad y dificultad de esta última.

Tanto en el entrenamiento general, como en el especial, se pretende desarrollar las componentes básicas del rendimiento deportivo por medio de diferentes ejercitaciones y métodos de entrenamiento a saber; condición, táctica y aspectos psíquicos e intelectuales.”

Y Weineck lo respalda con otras palabras pero con la misma intención:

“En el transcurso del proceso de entrenamiento a largo plazo, la configuración del trabajo necesita, pues, una concentración creciente de tiempo y fuerzas sobre el objeto de ejercicio deportivo elegido, esto es, sobre la modalidad en cuestión, Se trata de un proceso de estrechamiento creciente, que deberá concentrarse cada vez mas sobre lo que se debe aprender, mejorar y optimizar (cf. Joch, 1992, 72).

Sin embargo. Pese a todas las necesidades de especialización, no se debería descuidar la adquisición de otras capacidades que sirven de complemento y de apoyo para las capacidades y destrezas principales (cf. Grosser y cols., 1986, 43).

La especialización de la carga según el objetivo se refleja también en una elección cada vez mas especifica de los métodos y contenidos de entrenamiento utilizados. En un primer momento tienen prioridad los ejercicios generales preparatorios, que no coinciden con el ejercicio de competición ni por sus características estructurales motoras ni por el trabajo especifico planteado. Al final predominan ejercicios específicos complejos, que se asemejan a los de competición en cuanto a estructura y efecto de la carga, u plantean exigencias mayores o mas detalladas (cf. Bauersfeld/Schroter, 1979, 41; cf. Figs. 12 y 242)

La especialización progresiva según el objetivo en el proceso de entrenamiento a largo plazo se refleja en una coincidencia creciente de los ejercicios con las estructuras motora y de carga de la modalidad en cuestión.

Los componentes de preparación general y de la especifica cambian en función del estado de entrenamiento que se vaya creando, en el sentido de una especialización creciente (cf. Starischka, 1988, 60). El deportista de elite absoluto mantiene aun en su repertorio ejercicios de preparación general; no obstante, predominan claramente los contenidos de la preparación específica.

La interacción entre lo general y especifico es, según Hahn (1982, 64/65), un proceso dinámico en el cual no se puede buscar una relación porcentual estática determinada. En el entrenamiento de principiantes, los contenidos de la preparación general se ocupan de consolidad la capacidades elementales de condición física y de coordinación. Como criterio de validez general admitimos que “lo general tiene que antecedes siempre a lo especifico”. Sin embargo, lo general se ha de escoger siempre con vistas a las exigencias específicas de la disciplina de competición. Los contenidos del entrenamiento general, por imprescindibles que sean, contribuyen a mejorar la capacidad de rendimiento específico y se deben elegir, por tanto, sin perder de vista el objetivo especifico (cf. Joch, 1992, 72).”

En una edición de la revista Stadium, se público:

“Se debe mantener una sana relación entre los aspectos generales y especiales del entrenamiento. El entrenamiento general es aquel que en su contenido no posee una relación directa con el deporte propiamente dicho, por ejemplo: sentadillas con pesas.

El especial, por el contrario, es aquel que utiliza acciones con o sin pelota, pero que representan situaciones de juego.

 Se recuerda esto porque, en la actualidad, existe una tendencia que pretende que todo el entrenamiento del futbolista debe ser con pelota, bajo el pensamiento mecanicista “que el fútbol debe entrenarse a través del fútbol”, cuando la realidad es que hay capacidades motoras que no pueden entrenarse en forma específica con la pelota, por ejemplo la fuerza y otras que se entrenan mal, como la velocidad. Si bien no existen muchas investigaciones al respecto, es probable que esta orientación traiga frecuentes lesiones a los futbolistas que realizan un gran volumen de trabajo intenso con pelota, generalmente de índole lactacica, con pobres bases condicionales generales.

La formación multilateral debe preceder la especialización en el deporte. Desde el punto de vista psicológico, es positivo que muchos niños del grupo tengan oportunidad de destacarse, al extenderse la oferta de deportes. El desarrollo coordinativo que se obtiene mediante una práctica de diversas disciplinas deportivas crea un amplio repertorio reflejo que permitirá aprender con rapidez y calidad los complicados gestos técnicos del fútbol. También, se deben estimular el desarrollo de la creatividad e imaginación de los niños.

La periodicidad del entrenamiento, en el sentido de división del año de entrenamiento en ciclos, etapas, microciclos y unidades de entrenamiento, con el fin de producir en un momento del año un pico de rendimiento en un solo deporte, no debe ser el objetivo del entrenamiento con los muchachos, sino alcanzar una amplia y sostenida capacidad deportiva que permita un exitoso aprendizaje de las cualidades motoras y diferentes fundamentos técnicos del fútbol.”

Se ha resaltado en el texto anterior un párrafo, con el cual no concuerdo en su totalidad. Las otras afirmaciones van de la mano con la cantidad de autores que escriben sobre el tema; Pero me cuesta creer la relación de lesiones con trabajos específicos del deporte solamente. A mi entender, habría que analizar otras cuestiones que puedan llegar a tener mayor influencia. (Alimentación, descanso, factores externos como condiciones de las instalaciones, indumentaria, etc.; Como así también la  planificación de intensidades, volúmenes, pausas, etc.).

La afirmación “se necesita una base general para pasar a la especificidad del entrenamiento”, es de común pensamiento entre los autores, y es ahí donde se justifica de la siguiente manera:

 Bompa escribe:

“La especificidad debe aplicarse solo con deportistas avanzados durante la fase competitiva. Los deportistas solo perfeccionan la fuerza dominante en su deporte seleccionado.

El uso erróneo de la especificidad provoca el desarrollo asimétrico o poco armonioso del cuerpo y desatiende los músculos antagonistas y estabilizadores. El uso erróneo también puede dificultar el desarrollo de los motores primarios y provocar lesiones. Toda especificidad remarcada en exceso puede provocar un desarrollo mínimo de los músculos y de la función muscular especializada de un lado del cuerpo. Los ejercicios de fuerza compensatorios siempre deben usarse en el entrenamiento, sobre todo durante la fase preparatoria del plan anual. Estos ejercicios equilibran la fuerza de los músculos agonistas y antagonistas.

Aunque la especificidad es un principio importante, su aplicación a largo plazo tal vez genere programas estresantes y aburridos que provoquen como resultado el que los deportistas estén sobre entrenados, sufran lesiones por sobrecarga y se quemen. La mejor forma de aplicar la especificidad es en el momento apropiado y dentro de un programa que se base en un plan metódico a largo plazo.”

Jorge de Hegedüs opina:

“El proceso del entrenamiento se desarrolla en forma independiente de la futura especialidad deportiva y siempre que ese sea el gran objetivo. De acuerdo a esto, el proceso del entrenamiento se desarrollara a través de 3 grandes etapas conocidas:

Etapa
Inicia
Finaliza
Característica
Iniciación
11 – 12 años
14 – 16 años
Formación multilateral
Especialización
16 – 18 años
19 – 20 años
Desarrollo paulatino hacia lo especifico
Perfeccionamiento
>20 años
indefinido
Alta especificidad
creatividad

El entrenamiento en los que recién se inician no constituye una imitación de los ya formados pero “en chiquito” (Martín, 1983). Por este motivo, el entrenamiento de los menores y juveniles tiene características propias, con objetivos bien específicos, los cuales en su estructura total debe ser multilateral, caso contrario puede producirse el fenómeno del “drop out” (abandono) de manera prematura. El entrenamiento polifacético a edades de iniciación tiende a proporcionar luego mejores resultados específicos.

Un acervo motor desarrollado en forma polifacética desde las edades de iniciación, aprovechando las fases sensibles, acortara y facilitara posteriormente el aprendizaje de la técnica deportiva en forma específica.

Tanto el entrenamiento como las competencias, deben conformarse de acuerdo al calendario psicobiologico de los mismos.”

Fundamentación científica del principio.

Bompa resalta que los deportistas no deben entrenar los músculos aisladamente como en el culturismo. El propósito del entrenamiento de la fuerza en el deporte es estimular la habilidad. Las habilidades deportivas son movimientos multiarticulares que se producen en cierto orden y reciben el nombre de cadena cinética (cadena de movimientos). Según el principio de la especificidad, la posición del cuerpo y los ángulos de las extremidades deben parecerse a los de las técnicas especificas. Cuando los deportistas practican un movimiento, los músculos se integran y fortalecen para realizar la acción con mas potencias, razón por la cual los deportistas no deben recurrir solo al entrenamiento con pesas, sino que deben ampliar sus prácticas de entrenamiento, incorporando el empleo de balones medicinales, gomas elásticas, pesas y material polimétrico. Los ejercicios practicados con estos instrumentos permiten a los deportistas iniciar las técnicas con más facilidad.
También resalta que la adaptación neuronal en el entrenamiento de la fuerza de la mayoría de los deportes supone un aumento de la potencia y la velocidad de contracción sin aumento de la masa muscular.

Para conseguir una mayor adaptación neuronal, hay que seleccionar cuidadosamente los métodos de entrenamiento y sus ejercicios. Los investigadores y los entrenadores de categoría internacional comparten puntos de vista parecidos sobre lo que representa la especificidad del entrenamiento de la fuerza. Estos puntos de vista se resumen a continuación:

  • Los métodos para el entrenamiento de la fuerza deben ser específicos de la velocidad de contracción empleada en los deportes (Coyte y otros, 1991; Kanehisa & Miyashita, 1983). Esto significa que desde la segunda mitad de la fase preparatoria y a lo largo de la fase competitiva, los entrenadores deberían seleccionar métodos que aumenten específicamente la velocidad de contracción y, por lo tanto el nivel de potencia.
  • Los métodos de entrenamiento y los ejercicios deben aumentar la fuerza de contracción en la dirección buscada del movimiento. Esto significa que hay que seleccionar ejercicios de acuerdo con los músculos empleados en las técnicas de un deporte dado (motores primarios). Los ejercicios de halterofilia y culturismo, especialmente durante la segunda parte de las fases preparatorias y competitivas, son una pérdida de tiempo.
  • Los métodos de entrenamiento deben aumentar la activación y excitación de los motores primarios. Los ejercicios seleccionados deben ser específicos de cada deporte y tienen que activar los motores primarios.
  • Los métodos de entrenamiento deben aumentar el ritmo de descarga de las motoneuronas (Hortobagyi y otros, 1996) o estimular los músculos para ejecutar una acción deportiva con potencia y gran velocidad. Las motoneuronas inervan, estimulan y excitan los músculos. Cuanto más específico sea el método de entrenamiento y los ejercicios, mejor entrenado estará un músculo para realizar movimientos deportivos rápidos y potentes.
  • El reclutamiento de las unidades motoras y el ritmo de excitación aumentan con cargas mayores y contracciones más rápidas (De Luca y otros, 1982). Los métodos de entrenamiento que mejoran la fuerza máxima y la potencia son los únicos que aumentan el ritmo de excitación de las unidades motoras y el reclutamiento de las fibras musculares de CR.
  • La acción de los ejercicios debe realizarse a lo largo de la vía neural (Hakkinen, 1989). Hay que seleccionar ejercicios de modo que las contracciones se realicen en la misma dirección que la estimulación nerviosa. Si un ejercicio no estimula de forma realista o no es especifico para una técnica, la contracción muscular no se produce a lo largo de la vía neural, lo cual provoca una menor eficacia del ejercicio en el entrenamiento.
  • La secuencia en la cual los músculos se traen durante un ejercicio es crucial para los aspectos específicos de la adaptación. Los ejercicios, sobre todo los ejercicios multiarticulares (p. Ej., las sentadillas, que implican tres articulaciones), deben estimular la secuencia en la que los músculos se contraen mientras ejecutan una técnica especifica.
La adaptación neuronal resultante de la especificidad del entrenamiento de la fuerza aumenta el número de unidades motoras activas. Los métodos de entrenamiento bien seleccionados, como los métodos de fuerza máxima y el entrenamiento de la potencia, activan más unidades motoras. Como resultado, los deportistas poseen capacidad para realizar un ejercicio con mayor rapidez de contracción y más potencia.

Weineck por su parte, justifica este principio de entrenamiento, escribiendo:
“La capacidad de rendimiento deportivo se manifiesta en la práctica de secuencias motoras específicas de la modalidad. El entrenamiento debe mejorar, con una carga especifica, la calidad –aspecto coordinativo- y la cantidad –aspecto energético- de los movimientos deportivos.
La capacidad de rendimiento motor, incluyendo el proceso de aprendizaje motor, se basa en la aptitud funcional de los sistemas neuromuscular y energético. Ambos sistemas están estrechamente vinculados entre sí.

Desde los puntos de vista de la biología del deporte y la fisiología, en entrenamiento se debe concebir como un efecto de adaptación constante a la carga. Los estímulos de entrenamiento, en tanto que trastornos de la homeostasis, son la causa de las alteraciones de los sistemas sometidos a desgaste.
Para la mejora de la capacidad de rendimiento deportivo, los fenómenos de adaptación específicos e inespecíficos desempeñan un papel importante. Los estímulos específicos producen reacciones de adaptación específicas.”

Todo lo anteriormente expuesto, coincide con la fundamentación teórica que dan Wilmore & Costill, publicando:

 “Cuando realizamos ejercicios regulares durante un número determinado de semanas, nuestro cuerpo se adapta. Las adaptaciones fisiológicas que se producen con la exposición crónica al ejercicio mejoran tanto nuestra capacidad como nuestra eficiencia en el ejercicio. Con el entrenamiento de la resistencia, nuestros músculos se fortalecen. Con el entrenamiento aeróbico, nuestro corazón y nuestros pulmones ganan eficiencia y nuestra capacidad de resistencia se incrementa. Estas adaptaciones son altamente específicas del tipo de entrenamiento que se sigue.

El principio de especificidad: Las adaptaciones al entrenamiento son altamente específicas del tipo de actividad y del volumen e intensidad del ejercicio ejecutado. Para mejorar la potencia muscular, por ejemplo, el lanzador de pesos no pondrá el énfasis en las carreras de fondo, ni en el entrenamiento de resistencia lento de baja intensidad. Del mismo modo, el corredor de fondo no se concentrara en el entrenamiento intervalico propio de los sprinter. Esta es probablemente la razón por la que los deportistas que se entrenan para tener fuerza y potencia, tales como los levantadores de peso, con frecuencia tienen una gran fuerza, pero no tienen una mejor resistencia aeróbica que la gente no entrenada. Con el principio de especificidad, el programa de entrenamiento debe forzar los sistemas fisiológicos que son críticos para que haya un rendimiento óptimo en el deporte de que se trate, a fin de lograr adaptaciones de entrenamiento especificas.”

Aplicación práctica del principio.

A la hora de llevar este principio a la práctica cotidiana de los deportes, pueden aparecer distintos factores a tener en cuenta. A continuación expondremos como puede llevarse este principio a la práctica del futbol.
Tomando en cuenta las capacidades condicionales, analizaremos la especificidad en el futbol de la siguiente manera:

En cuanto a la especificidad de la resistencia, podemos decir que hoy en día se puede encontrar mucha información y muchas estadísticas en el futbol, las cuales nos indican cuanto corre un defensor, cuanto un mediocampista y cuanto un delantero. También hay estadísticas en cuanto a las intensidades y las pausas. A partir de todos estos números, podemos lograr hacer un trabajo altamente específico, respetando los volúmenes, intensidades y pausas.
Sin ir más lejos el siguiente dato se puede encontrar en la página oficial de la FIFA, en donde se pueden ver las distancias recorridas por cada uno de los jugadores del mundial 2010.




A partir de todos estos datos, podemos justificar que ya no es necesario que el arquero corra a la par de todos los jugadores en el entrenamiento de resistencia, como se hacía en décadas anteriores. De la misma forma, si se tienen las condiciones optimas de trabajo, tampoco sería conveniente realizar una planificación, donde un centro delantero se desplace la misma distancia y a la misma intensidad que un volante.

En cuanto a la especificidad de la fuerza, Bompa señala “es difícil reproducir las técnicas de un deporte dado en el entrenamiento de la fuerza, los entrenadores deben tratar de imitar la estructura dinámica de esas técnicas y la orientación espacial, o bien la posición del cuerpo comparada con el ambiente circundante. Los entrenadores deberían seleccionar ejercicios que alineen el cuerpo y las extremidades con las posiciones adoptadas para ejecutar una técnica deportiva.
El ángulo entre las partes del cuerpo o extremidades influye en cómo y qué partes de un musculo dado se contraen. El entrenamiento eficaz de los motores primarios requiere familiarizarse con este aspecto.”

En el futbol, queda claro que no se debe trabajar la fuerza de la misma manera que la trabaja un levantador olímpico. La manifestación de fuerza que se busca alcanzar es la fuerza potencia o explosiva. Es por esto que se deben seleccionar ejercicios donde se trabaje esta manifestación de fuerza. También cuando se realiza el equilibrio entre la especificidad y la generalidad del entrenamiento, se deben elegir ejercicios que no obstruyan o se interpongan con los fines buscados. Se pueden trabajar ejercicios derivados del levantamiento de pesas, adaptándolos o usando partes de los mismos que nos sirvan para lograr algún gesto técnico de forma más explosiva y coordinada. Estos ejercicios de levantamiento de pesas tienen la características de ser complejos en su realización, de necesitar un trabajo neural muy alto, para lograr una coordinación total de la musculación interviniente, lo que favorece a mejorar el reclutamiento de fibras y la coordinación inter e intramuscular.

También se debe trabajar con ejercicios de campo específicos con alguna sobrecarga. Existen muchas variantes como ser los chalecos lastrados, los paracaídas, las tobilleras de peso, el trabajo con resistencia generada por compañeros, ejercicios con trineos, ejercicios en superficies pesadas como la arena, ejercicios polimétricos, etc.
En cuanto a la velocidad en el futbol, Antonio Díaz Carlavilla  publica: “El primer hecho diferenciador del fútbol se encuentra en el tipo de movimientos que el jugador realiza. Estos se definen como movimientos ACÍCLICOS. Es decir, no se trata de gestos repetidos o siempre con la misma estructura, como puede ser la carrera de un atleta o el sprint de un ciclista. Por contra, son movimientos desiguales en cuanto a forma e intensidad. Si los primeros dependen prioritariamente de factores condicionales, de los futbolistas dependen más de la velocidad segmentaria, la coordinación y la agilidad.
La existencia de un móvil (balón) establece otra gran diferencia. El dominio de éste, y más concretamente, el incremento de la intensidad en los movimientos se complica si está la pelota por medio. En fútbol, con el balón en los pies, no vale un movimiento rápido de por sí, sino que tiene que ser efectivo. Por tanto la velocidad a la que el jugador debe realizar el regate, el pase o el golpeo a portería no debe ser máxima, sino la más adecuada a sus capacidades técnicas y a las exigencias del juego. He aquí un término a tener muy en cuenta, la “velocidad necesaria”. Las posibilidades del entrenamiento se abren mucho en este frente y, especialmente en edades tempranas. Un correcto dominio técnico es, seguro, una mejora en la ejecución y, en consecuencia, en la velocidad del juego.
El futbolista no solamente debe ser rápido, sino ser capaz de ser “rápido muchas veces”. Incluso está obligado a realizar esfuerzos de media o baja intensidad durante un tiempo prolongado. Esto significa que las capacidades de velocidad y resistencia deben convivir armónicamente. No haríamos mención a ello si no fuera por las beligerantes interferencias que el entrenamiento de una y otra cualidad tienen entre sí y que debemos contemplar en nuestra actividad diaria para la mejora del rendimiento del futbolista.
A estos dichos, podemos sumarle que los ejercicios específicos de velocidad en el futbol, son los que se realizan con el juego en si. Es decir, ¿de que mejor forma podríamos trabajar la velocidad, si no es a través del juego? Se deben generar situaciones donde el jugador deba realizar desplazamiento a la mayor velocidad posible, donde intervengan distintos patrones de partida o reacción; Así sea una pelota, un silbato, un color, etc.
Se pueden reducir las dimensiones del campo, se pueden realizar ejercicios donde haya inferioridad numérica, donde haya dos balones, donde tengan que tomar, tocar o pasar cerca de un elemento, etc.

En cuanto a la flexibilidad en el futbol, se sabe que el mayor grado de flexibilidad en los deportes multiarticulares, beneficia el correcto desarrollo de las técnicas deportivas. En el futbol como en otros deportes en conjunto, no se le da el grado de importancia que debiera. En una charla brindada por la Asociación de Profesores de Educación Física del Futbol Argentino (APEFFA), el 14 de junio de 2010, el profesor Luis Cairo (Disertante), preparador físico del Club All Boys (recientemente ascendido a la primera división del futbol Argentino),  aclaro que él genera el espacio para la flexibilidad durante el entrenamiento. Luego de algunos movimientos de entrada en calor y en el medio de serie de ejercicios, el propone a sus jugadores que realicen ejercicios de flexibilidad a su criterio, no da una planificación específica para esta capacidad y deja que los jugadores actúen libremente. Justifica este accionar diciendo que al no poder evaluar si el jugador está realizando el ejercicio a alta intensidad, media o baja, entonces lo deja a criterio y gusto del jugador.
Estas declaraciones me dejan pensando que quizás tenga razón, que cuando se trabaja con jugadores profesionales, se debe dar por sentado que ellos son conscientes del entrenamiento y le deben dar la importancia adecuada. Pero para que esto sea cierto, esto se debe trabajar desde edades tempranas, dándoles las herramientas necesarias, educándolos y haciéndolos tomar consciencia de la importancia de esta capacidad para el alto rendimiento deportivo.

También hoy en día se están realizando trabajos de propiocepcion para la prevención de lesiones, el equilibrio, coordinación muscular y fortalecimiento de estructuras articulares, las cuales tienen un grado de especificidad importante.
Tomando en cuenta la ontogénesis de los deportistas, la especificidad en el futbol para Perez, Víctor debe ser:

“Partiendo del principio de unidad funcional tenemos que considerar que la preparación trata de abarcar simultáneamente todos los factores de rendimiento, ya que está demostrado que con una preparación multifacética, se consiguen mejores resultados, debido a que el deportista o alumno domina una mayor cantidad de movimientos, tiene un mayor dominio de sus conductas motrices y, en consecuencia, está en condición de asimilar las técnicas y los métodos de entrenamiento más complicados, partiendo del principio de que los aprendizajes nuevos nacen sobre la base de otros ya adquiridos.

Por el contrario, con una preparación unilateral, siempre específica o que incida sobre un sistema u órgano concreto, mientras se progresa en un sector se puede retroceder en los demás, y la magnitud de pérdida en los otros órganos, sistemas o habilidades aumentan directamente en relación con el tiempo que se está practicando sólo una actividad concreta.
Es necesario recordar la diferencia existente entre entrenamiento multilateral y entrenamiento polideportivo. El desarrollo armónico de todos los órganos y sistemas no implica el aprendizaje de técnicas deportivas muy diferenciadas y en ocasiones de escasa o nula transferencia.
La edad en la que se debe poner un mayor acento sobre este principio también es diferente. Así, en las edades tempranas este principio tiene una mayor relevancia, disminuyendo en la fase en la que el deportista llega al alto rendimiento. Este principio constituye la base en niños y jóvenes y en los primeros años de la preparación.

Ozolín plantea que la especialización es unilateral sólo en su objetivo, mientras que el camino hacia ella consiste en un gran número de medios y ejercicios variados. En el mundo del entrenamiento se distingue entre multilateralidad general y multilateralidad especial. La multilateralidad general según algunos autores, se obtiene y desarrolla cuando la persona practica varias especialidades deportivas.
La multilateralidad especial se alcanza cuando la persona práctica todas las posibilidades que le ofrece un solo deporte, siendo un ejemplo el caso de un jugador de fútbol que juega en todas las posiciones.”

Ya lo hemos planteado este tema con anterioridad, y volvemos a afirmar que es de suma importancia la especificidad del entrenamiento, pero que debe estar precedida por un trabajo general. Es de suma necesidad tener un buen acervomotor para poder lograr los trabajos específicos.

De esta forma en el futbol, a los niños se los debe entrenar de forma multilateral, podemos encontrar múltiples ejemplos de jugadores consagrados que cuando niños jugaban en posiciones distintas de las cuales hoy en día se destacan. Así como también cuentan que realizaban otros deportes a la par del futbol y a determinada edad tuvieron que elegir uno u el otro.
Es importante generar situaciones en los entrenamientos donde todos los niños pasen por todas las posiciones de juego, entrenen los distintos gestos técnicos, no encasillar a los niños.
En un apartado y antes de exponer algunos ejercicios que cumplen con el principio de especificidad en el futbol, quería comentar las experiencias prácticas que uno adquiere al tratar de llevar estos principios del entrenamiento deportivo a la cotidianeidad.

Uno está acostumbrado a leer bibliografía, donde explican perfectamente todos los principios y los justifican desde una visión teórica, y la experiencia indica que cuando uno debe poner en práctica toda esta teoría, hay situaciones donde es realmente complicado. Se hace muy difícil poder ser específico en situaciones donde no se tienen los materiales ni las instalaciones adecuadas para el entrenamiento. Es muy difícil cumplir con la especificidad cuando uno debe entrenar con un grupo de 40 personas, como ya vimos los principios se deben estudiar y aplicar en conjunto, y la especificidad tiene una amplia relación con la individualización.
Por estas razones uno debe buscar, dentro de sus posibilidades, arrimarse y tratar de seguir los principios del entrenamiento, dándoles un guiño personal y tratando de aprovechar al máximo los recursos que posee.

Desde la teoría es muy fácil saber cuántos metros debe correr un jugador, a que intensidad, cuanto tiempo de descanso debe tener, etc. Es fácil calcular los pesos, volúmenes, descansos, de ejercicios de fuerza. Es simple armar una situación de juego donde el jugador deba expresar su velocidad. Pero cuando se lleva a la práctica uno tiene que controlar 40 jugadores, las instalaciones no son las adecuadas, los materiales son escasos, los jugadores reclaman atención por distintos motivos, etc.
Es por esto que uno siempre debe tratar de ajustar toda la teoría a la realidad.
En una conferencia de futbol escuche a un profesor de un club campeón de primera división del Futbol Argentino diciendo: No debemos adaptar las experiencias prácticas a la teoría, sino adaptar la teoría según las experiencias prácticas.” Dando a entender que uno puede ser un excelente teórico, pero la verdad esta cuando se llega al campo y hay que volcar todo el conocimiento para lograr los resultados deportivos.

Bibliografía:

  • “Bases y principios del entrenamiento deportivo” - Ariel González – ED. Stadium.
  • “Lo que no se debe olvidar al entrenar jóvenes” - Revista Stadium año 35 – N° 198
  • “Teoría y práctica del entrenamiento deportivo” - Jorge de Hegedüs – ED. Stadium.
  • “Fisiología del esfuerzo y del deporte” - Wilmore & Costill – ED. Paidotribo.
  • “Entrenamiento Total”  - J. Weineck – ED. Paidotribo.
  • “Periodización del entrenamiento deportivo” - Tudor O. Bompa – ED. Paidotribo.
  • “La velocidad en el fútbol” - Antonio Díaz Carlavilla - Jornadas de Actualización Comité de Entrenadores de Madrid.
  • Principios que rigen el Entrenamiento Infantil.” -Perez Victor -PubliCE Standard. 05/05/2002. Pid: 17.
  • “Futbol, 120 juegos de defensa y ataque” – Rolf Mayer – ED. Hispano Europea.
  • “Manual para el entrenador” – Capitulo 6 – Sistema de Capacitación y Certificación para Entrenadores Deportivos. (SICCED - México)